miércoles, 22 de julio de 2009

La historia detrás del poema: "Los lugares de los años"

Una tarde en un café (nótese que muchas historias se hacen en tardes de café) me topé con Laura por cuatro horas. Creo las únicas cuatro que compartimos, sin embargo suficientes para que sus palabras confrontasen en mis letras las aparentes tardanzas de mi vida.

Entre muchos no haceres, lo que ella más me cuestionó fué que estas letras estuvieran encerradas durante tanto tiempo. Pese a ser los testigos más íntimos de mis sueños se mantenían absurdamente mudas, prisioneras en el cajón de un archivo electrónico.

Será por eso que liberar letras es catártico. Es como soltar pequeñas tortugas en el mar. Muchos de los sentidos que ellas contienen serán devorados por la prisa o la ceguera. Pero algunas... esas pocas vuelven para dotar de belleza la playa del lector y entregarte los sentimientos de los años. Años que no han sido aún tantos pero ya los suficientes para resistir cuatro horas en ojos de mujer y retornar a casa a escribir y liberar.

Los lugares de los años
Laura de cuatro horas

Damn, I wish I was your lover!
Sophie B. Hawkins

Este vivir en el pasado
es despertar en el presente
donde todo va tarde
donde ningún niño ha nacido
esto como fue decidido,
no así lo otro que ha sido invención de mi esperanza
seguida con ceguera a veces o con necedad en otras.

Como sea resulta que ahora estamos intentando vivir amores tardíos
esos que llegan entremezclados entre las miradas más nuevas
y que amenazan en convertirse en amores de segunda mano
cuando uno mismo pareciera necesitar reinventarse.

La edad en mis ojos no corresponde al tiempo de mi pelo
donde mucho tendría que estar resuelto
y no a medio hacer o como en algunos casos
en largos, larguísimos callejones sin salida
que no por hermosos son definitivos.

Hoy llego
aparco
el correo no espera
el perro espera
y me pregunto como se comienza otra vez,
cómo es que se cubre una distancia
cuando la carrera terminó hace algunos años
y las vidas están en otro lado
donde lo que mi realidad para algunos corresponde a su recuerdo
y para otros es la realidad que no corresponde estar compartiendo.

Comienzan entonces a erosionarse las letras
estas mismas, cansadas de su mudez,
hartas de encerrar tantas emociones
que se pierden como playa solitaria
en olas que rompen sin ser oídas
en arenas que retroceden sin ser detenidas
en lagrimas que no saben a nada, invisibles, atemporales, acorporales.

Será que habrá que ir enviando los poemas
o mejor aún cerrar algún día la historia
o como en esa maldita indecisión de los días pasados,
dejarla abierta siempre, total el tiempo ya comienza a escucharse
en la acústica fría de la abierta esterilidad.


3 comentarios:

Guesswho dijo...

Así, sin miedo lanzando los demonios o las tortugas fuera. Creo que los mensajes dentro de botellas y lanzados al mar tarde o temprano llegaran a su destino. Aunque... en este caso creo que tarde... pero llegaran.

Desde la Ciudad de México destapando botellas o agarrando tortugas que no son pa nosotros los chilangos. Un abrazo fraterno.

Lilyán de la Vega dijo...

¡qué buena reflexión hecha poesía!

La comparto....

Letra Boreal dijo...

Gracias a ambas!!! Es un honor.