viernes, 6 de julio de 2012

La historia detrás del poema "La rendición de los vestidos albo negros"

Esta es una historia de celos, de descaros. De amantes que contaminan el lecho con emociones, mismas que destrozan la pasión al inicio para después avivarla. Vuelan demasiado cerca del sol. El epígrafe bueno para entonces, inmejorable para el amor y dolor que estaría por venir y que destrozaría toda la historia, pero eso está en otro poema.


Will drive you mad!...
Why does my heart cry?
Feelings I can't stand.

El tango de Roxanne

Esta noche te tomará con certeza
por cierto no como yo, pero tomando mi lugar,
si entonces ignoré o negué la importancia de esa posibilidad
por qué el dolor entonces
y por qué se me da esa absurda repetición mental de tu cuerpo
en ese todo a medias:
a media luz, medio desnuda, medio siendo nosotros.

Coincidencia será
que sea en esa casa y esa cama
donde aquel te deposite para yacer junto a mi dolor extraño y siempre lejano de ti
a propósito evitándote y a tus besos de cariño genuinez
respondidos por aquellos de pasión única
sin que coincidieran en un solo factor
pero sin requerirlo para explotar en absoluta intencionalidad.

En aquel entonces cuando pensaba remoto en esta posibilidad
pensaba bien que sería casi disfrutable
dejarte en otro, abandonarte así momentáneamente
para que de nuevo regresaras a mi,
cuestión que ocurrirá de dos formas:

O explotas de nuevo y encuentras ese mirar definitivo,
arrancas piel con las uñas de tu extasiar,
arrebatas su mirar con tu hechizo despojado de ropa y arrebolado en gemidos,
para hacer y ser hecha como puedes ser cuando caes con la tarde,

O bien revientas de melancolía para tratar de regresar
a un lecho gitano y ya demasiado cuarteado
en deseo que se escapa por horas entre las grietas de mi rabia silenciosa
hasta que deje de sentirlo y sea exactamente igual
vuelvas o no,
puesto que todo lo que había reventó por presión
de éxtasis,
de mi negarte, de tu necio enamorarte
de nuestro "hoy he de tomarte...."

de esas inexplicables tardes donde al hacerlo
tu forzabas mis manos
mientras por mi parte forzaba innecesariamente ojos verdes, ya rendidos a la lista de imposibilidades.

No hay comentarios: