miércoles, 28 de octubre de 2009
La historia detrás del Poema: "Flashback"
miércoles, 21 de octubre de 2009
Un perro una casa y una mujer
Un perro, una casa y una mujer
Hay un balcón donde a veces nos encontramos
donde vemos morir los domingos compartiendo la melancolía
o saludamos mañanas entre besos, cola que se mueve
y dos banderas en la ventana.
Mi perro es sueño de nobleza
es curioso que él sea el que extraiga la verdadera humanidad de mi
y me permita despojarme del miedo a dar,
aunque esto también suceda con la mujer.
Será por eso que a veces creo
que mis conscientes momentos ideales dejan de ser futuro
y son calles y breves prados con él y ella
en sábados de paz, en domingos de cierta angustia vespertina.
Hay una cama donde más de algunas veces nos encontramos,
donde me olvido de pensares y los concentro en ella
en hacerla sentir y sentirme
para escuchar su risa desatada
su gemir que exuda toda sensualidad,
su cuerpo que atrapa y absorbe
desde la aparente inocencia de su desnudez
hasta la dilatada pasión de nuestros encuentros.
Con ella hay ya suficiente historia escrita
para que las separaciones tengan un tinte mucho más peligroso
puesto que el tiempo dejó de ser exclusivo
adquiriendo aire de cooperativa, de niños tardíos.
Pero también hay camino suficientemente largo
para recordarnos, en fotografías de un ayer no tan lejano en un país lejano,
el por qué sentía lo que sentía
y el por qué esa sensación existe aun en mi aunque a veces sienta que se escape.
No se por qué entonces es que no decido mirarla de nuevo
con deseo, con ternura, con ánimo de abarcarla,
reencontrarla en su belleza
ser capaz de abstraerme con ella
justo como la miraba cuando me era ajena y me volví consciente de su existencia.
Y no como a veces pretendo no verla
o cuando no puedo sostener tanto amor …
En esa casa he encontrado tres fotos que me dan razones y sentires:
Un rostro blanco hermoso y sonriente…
una pareja en la playa de Viña con su pelo corto, rojo, y sonriente…
la misma pareja en otra playa, en otro hemisferio, en otro mar
ella hermosa, pantalón ceñido apenas transparente y sensual
piel rojiza de sol, cabello suelto y rostro sonriente.
Hay por aquí una casa
hay por aquí un perro
hay por aquí una mujer.
Pero también ha habido tantas dudas
tantos fantasmas involuntarios
que me he decidido perseguir, en algunos casos espejismos,
en otros seres reales
cuya proximidad altera todo el equilibrio
de esta asociación
de esta conspiración
de este amor compartido y a veces
tan consistente.
Hay una casa, un perro y una mujer
conviviendo entre las angustias de mi corazón
y mi sincero intermitente deseo de amarlos
y de saber que en esas mañanas de cama, balcón, fotografías y casa
acaricio lo que más he querido en mi vida.
Aunque sea queriendo como sea que se pueda querer:
a una casa en medio del caos,
a un perro rescatado,
y a una mujer con tanto coraje, cuya belleza combinada llega a ser casi perfecta
aunque ella se empeñe en no ver lo que he visto
y yo a veces me empeñe en no volver a ver.
martes, 29 de septiembre de 2009
La historia detrás del poema: "Ruta de Páez"
Resulta que el 28 de septiembre es mi cumpleaños. Hace algunos años pensé que era buena idea regalar poemas a gente que era cara a mi corazón. Ya que nunca había mostrado mis poemas era una buena idea enviar un regalo a aquellos que sabría leerían e inclusive se identificarían tal vez en más de una línea.
Es casi obvio mencionar que este poema es un mapa, es todo lo que se recorre, en mi caso, para estar hoy aquí. Asi es que espero sirva de nueva celebración de aniversario el compartir esta ruta cuyo formato puede cambiarse a guisa de receta para llegar ahi.
Un abrazo de nuevo.
Ruta de Páez
Inglaterra, Guatemala, Brasil, Chile y México,
esos amores sufrientes,
los diez mil kilómetros de América Latina,
la esmeralda en los andes,
la visita a mis hermanos en el Cuzco,
las canciones a la muerte del Che y la tumba de Darío,
la Fuerza de uno y la vida de Collins,
los sueños que implicaban enamorarse de fantasmas,
las imágenes fantasiosas,
esas canciones que tenían que ser de alguien,
la vida fuera de la escuela,
el tinto y el queso,
las diferencias tempranas,
el intuir qué es ser,
la llegada repentina a Londres,
las mañanas heladas de canes de Quilpue,
mis abuelos, mi extrañada abuela y el viaje del tatarabuelo en 1889,
Benedetti y Gabriel,
Allende y Sandino,
todas y solo algunas de ellas,
el amor al atardecer del día,
Santa Fe y la invención de María,
los aviones lejanos y los buses cercanos,
la playa erótica de Mazunte,
la arena helada de Isla Negra,
las vacaciones en Tonatico,
Portales, las Condes, del Valle y Atlixco,
el violín de Tchaikovsky y el cello de Elgar,
el tenis y mi rodilla necia,
Coyoacán y el hijo del Cuervo,
los viveros y las ardillas,
padre-madre-hermanos, todos los que son tan caros a mi corazón,
la tristeza depresiva,
la frenética escritura,
la conciencia del mirar,
las manos que se rozan,
el increíble dolor de lo injusto,
la valentía de intentar,
la conciencia limitada de mi ser humano,
todas las calles de Santiago-Centro,
Rómulo y Cathereen,
la sociedad civil,
los niños de la calle,
el abuelo Garibay y Yunus,
el sueño permanente de paz,
la blusa de viernes,
todas las lágrimas de Auté,
y todos los poemas.
Ese es mi mapa de ruta…
y aquí estamos…
con el tiempo parado junto a mi,
impaciente pidiendo factura
del costo de las imágenes en mis ojos
y del destino que habré de inventar.
miércoles, 23 de septiembre de 2009
La historia detrás del poema: "Valparaíso"
Cuando se carece de muchos recursos una respuesta para el equilibrio es carecer de deseos, llegando a encontrar una paz donde se libera la angustia del tener por la presencia absoluta del ser.
Siendo así creo que en aquel entonces simplemente estábamos. Nos dejábamos atrapar cada fin de semana que pudimos hace años en los cerros de Valparaiso. Desde ahi, con un desayuno de escalón y tienda de esquina, éramos y fuimos en algunos de los momentos más intensos.
Esta historia quizá pudiera escribirse en otra ciudad, pero indudablemente Valparaíso es dueño de esa dulce melancolía que quedó expuesta en las imagenes de aquellos ojos color de octubre.
Valparaíso
Hogar en muerte
tan deseado en vida
Atrapado por la belleza austral
noté que el puerto se hacía dueño de mis memorias
vestía la imagen de amar con calles empinadas
y cerros de tristeza.
Valparaíso y tú se fundieron de manera indivisible
pasaste a ser el viento sur, y él se convirtió a su vez en tus ojos de octubre,
el cerro Cordillera adoptó tus lágrimas y tú te convertiste en heredera de la plaza,
del caserón que ve hacia el mar, del ascensor con tablas medio podridas
gimiente al bajar, tan fatigado de subir.
De tanto vivir los cerros conoces, sin darte demasiada cuenta, cada historia.
Eres capaz de hablar con todos ellos, y ellos a su vez te cuentan...
Artillería te presume su pasado de glorias de Iquique,
los Lecheros te recuerda de una ventana y una foto en blanco y negro,
Cordillera habla de ti cuando niña,
y el Cerro Alegre se ha olvidado de su presunción, de resguardar el paseo Atkinson
para recordarte que Valparaíso...
sabe a chocolate, pan y domingo
sabe a amores de callejón
a primeras noches residentes en la memoria,
sabe a Neruda
sabe a besos sobre el mar.
He caminado contigo sujetando la mano del puerto
por avenidas de tres y a veces cuatro nombres,
desde ahí deseábamos amarnos en el Brighton
mientras tomábamos café en el Riquet
pareciéramos haber compartido su tiempo tan atrapado en el pasado.
Valparaíso huele a mar y a ti,
tiene colores de pobreza y miradas de historia.
Posee el simbolismo tan real
de encontrar en su carencia y melancolía
refugio ideal para los amantes,
para las letras,
para el vino y el frío.
Puerto sur tan alejado
que permite reencontrar la paz perdida en la muchedumbre norte,
paz reencontrada en trenes a lo largo de la costa.
Mi paz perfecta consistía en llegar a Quilpue
sentir el asalto del frío colarse entre las tablas
compartir con quiltros la soledad del andén
y verte a ti, de pie y mirando sin ver los rieles perdidos,
esperando por los viejos trenes
sin saberte observada, deseada, añorada.
Por ti hay playas en Viña
cubiertas de letras de arena y gaviotas viajantes,
por ti sopla el viento helado en Playa Ancha
ese que me colma de celos cuando lo descubro abrazando tu cuerpo
recorriéndote hasta hacerte estremecer.
Por ti el puerto se encargó de traerme y embrujarme,
de hacerme caminar
y entregarme a él y a ti en Errazuriz, en Pedro Montt, en Argentina.
Por ti mi amor a Chile, su estrella y copihue,
por ti hube de llegar al fin del mundo
para observar como aparecen lobos marinos
a la esquina de la costanera y tan cerca del molo,
envidiados mensajeros del mar...
traen a ti besos de sal
que se depositaran tardíamente
en esos ojos de octubre capaces de reflejar y llorar el puerto entero.
martes, 15 de septiembre de 2009
La historia detrás del poema: "México"
No es grato compartirlo, sin embargo es una manera de marcar una fecha en la cual pareciera que el país se nos escapa entre los dedos. Poema que nunca pude concluir, la pesadumbre no requiere explicaciones. Así como el no rendirse tampoco se explica puesto que ante todo aún seguimos aquí. En cuanto a porqué el epígrafe y video del himno chileno no es una ironía, es mi segunda patria y por un tiempo refugio contra la opresión de mi. Quedándose tantos quereres en mirada austral.
México
jueves, 27 de agosto de 2009
La historia detrás del poema: "Mirándote al otro lado de la ventana... "
No se vaya a creer que por breve es una historia y un poema desdeñables. Creo que el interés de su historia radica en el simple "si" o "no" que mueve los destinos, decisión que descansa en esos segundos de vernos de frente, del atisbar momentáneo en el ser del otro (que de paso es nuestro) y reconocernos para decidir si el deseo se aplaza o revienta entre nosotros.
Mirándote al otro lado de la ventana...
Me nace invitarte,
convidarte,
atraparte,
¿quieres darme un beso?
O prefieres la distancia que no existe
el añorarse ya inútil
el deseo aplazado...
miércoles, 19 de agosto de 2009
La historia detrás del poema: "Té"
Hay sabores. Definitivamente hay sabores que simbolizan cosas diferentes para todos aunque también pudiera ser al revés: una sola cosa es simbolizada para cada uno por un solo sabor particular. En mi caso el té me sabe a beso, no puedo evitarlo.
El té negro agarra los labios y los estremece con esa suavidad cálida que va diluyéndose entre los dientes, pasea por la lengua y despliega todos sus sabores en la boca implosionando cual encuentro de códigos saboríferos distintos.
Poco después la sensación permanece, cual beso de impronta. Quizá no con la intemporalidad de aquel pero si con la inmediatez que logra trascender sus segundos de existencia para quedarse en nuestra memoria un poco más.
Té
El té me recuerda a ti,
ese color cobrizo me transporta a las mañanas
esas en que despertábamos juntos,
donde tus manos se calentaban acariciando una vieja taza amarilla.
Su sabor es de calma,
es lo que sentía cuando bebíamos juntos
cuando frente a nosotros
la cordillera se retiraba a descansar
vestida en rosa de amar.
El té me recuerda tus pequeñas adorables manías,
ahora sé que el agua tiene que ser hervida
que con espuma no hay buen té
y que no existe la once
más que comprimida en esas pequeñas bolsas de Ceilán.
Y yo sé por qué existe tanto significado;
el té, como tus manos, como tus caricias,
me llevan a un tiempo donde amé lo que quería
y que hoy es esperanza
de volver a amar con los mismos colores y sabores
en otros tonos de rosado
pero siempre con tus manos acariciando mis recuerdos
y bebiendo té pausadamente
sorbo a sorbo
como si probáramos por primera vez, el sabor a beso.
martes, 11 de agosto de 2009
La história detrás del poema: "Paseo Ahumada"
Hay un andador, una calle peatonal digamos, que comunica la principal avenida de Santiago (La Alameda) con la Plaza de armas y un poco más allá casi hasta el mercado cerca del rio Mapocho, no recuerdo exactamente.
Este paseo es fantástico. Sale directamente del metro U de Chile para sumergirse en cualquier temporada en un arroyuelo de viajantes, músicos, vendedores. Representando una democracia viviente que fluye a cualquier hora y en cualquier dia.
Su existencia provoca la futilidad y la brevedad de las vidas, ya que han sido muchas las que ha visto pasar, y nos confronta con nuestra finitud y de lo que conocemos en presente. Conceptos como nación e inmediatez material adquieren un aire tan pasajero que muchas cosas nos sobrevivirán para demostrar la brevedad humana.
Paseo Ahumada
De las bancas
de esas escuchas de todo: de gemidos de paloma,
de mujer, de tristeza y placer,
de desempleados y viejos.
Desde esas bancas de miles de historias anónimas y aparentemente insulsas
(menos que la mía)
de esas bancas parto hacia Ahumada. Me encuentro en Santiago una ciudad que tiene aire,
aire de ciudad como debe ser, no aire de megalópolis de estupor.
¿Qué podría dejarse fuera de Ahumada?
dejemos fuera por un momento a los paseantes,
dejemos fuera los vigilantes,
dejemos fuera el reloj y la temperatura, esos tipos de traje
fuera por espacio no definitivo, de algún modo se justifica.
Primero quedan los ciegos, cantantes de luz, de tango de Gardel.
El par ahí, cuando no el par por lo menos el viejo,
el órgano y el corazón, faltará el otro pero no así el viejo y su corazón.
No faltarán nunca ni la mujer que baila,
ni el enano deforme de lentes,
o el orgulloso lustrabotas de fotografía expuesta en el museo de Bellas artes
(¿como podría el tipo saber que le tomaron foto?)
no faltarán nunca,
ni yo faltaré pasando
no faltaremos nunca.
Nota: Entiéndase nunca como el espacio de tiempo entre el presente
y la muerte de olvido,
el otro es, o una rara excepción,
o un juego de personas que no se han detenido a considerarlo,
puesto que Ahumada algún día será nada, igual a mi,
mucho más perdurable eso si.
martes, 4 de agosto de 2009
La historia detrás del poema. "Ese mirar elusivo"
miércoles, 22 de julio de 2009
La historia detrás del poema: "Los lugares de los años"
Será que habrá que ir enviando los poemas
martes, 14 de julio de 2009
La historia detrás del poema: "Mujer en metro de marzo"
En aquel entonces vivía cercano a Coyoacán que, para quien no lo conozca, es mi barrio más querido de la Ciudad de México. Lugar de Coyotes hambrientos, calles empedradas y profusamente caminables, plazas hechas de cultura, tinto y mujeres hermosas en marzo... o cualquier otro mes del año.
miércoles, 8 de julio de 2009
La historia detrás del poema: "Words over P. Gabriel: Mujer ausente"
Una tarde de viernes me impresionó sobre manera escuchar ese Don't give me love over this puesto que no concibo aún nada que exista sobre. Quizá al lado, quizá acompañando, pero no sobre.
Ese amor para mi solo puede expresarse en mujer y esas letras desgarraban (aún lo hacen) mi desequilibrio de escribir por condena entonces de mujeres, puesto que al hacer este poema recuerdo que pedía absolutamente todo... y aún lo hago. Este poema es pues una petición, una carta, casi un reclamo pareciera.
Aqui entre nos la música del epígrafe, Politik de Chris Martin, sería un excelente acompañante para esta lectura inspirada también en algo de Peter Gabriel. Si se puede agregar un tinto el maridaje para los sentidos queda satisfecho.
Words over P. Gabriel: Mujer ausente
love over...
love over this.
Chris Martin
Dame ¿qué?
La mujer perfecta.
Besos,
historia,
pasión y figura que destroce con perfecta serenidad

de certeza .
Concédeme la paz de mirarla
de temblar ante ella
de dejar caer lágrimas ante ella,
de danzar cantando.
Historia
correspondiente a lo que debe serse.
Tanta ya
que se reescribe.
Ahora palabras sobrias
de Gabriel, de ángeles,
inspiradas por los demonios de mi mente.
Siempre he de escribir por condena entonces de mujeres
al final el anhelo mas antiguo,
la semejanza mas profunda,
la razón más poderosa,
y la primera sobre las razones que reconozco
que no sean algo más que ellas mismas.
De aquella que no conozco
y que me obliga a escribir desenfrenadamente.
¿Donde mierda estás?
¿Donde se me han estacionado los días contigo?
Concédeme entonces el ángel
y el punto inconquistable del caminar acompañado,
en lugar del andar de paso de la noche al día
a la lejana sombra de su vestido
al alivio distante de su halo.
miércoles, 1 de julio de 2009
La historia detrás del poema: "Ya vienes tarde"
Esa conciencia, aún en aquel entonces, me parecía tardía. Percibía que la búsqueda tenía una razón profunda que iría mucho más allá de la casualidad de los encuentros y me apropié de ese destino poniéndole nombre inclusive, como se leerá en algún otro poema.
Esta historia versa sobre esa mujer que trágicamente es a destiempo y de la alegría que no podía compartirse por entero, puesto que el amar se relaciona con ese vivir como debe vivirse el cual, por lo cotidiano, viene en paquetes de dos.
Ya vienes tarde
Si eres, ya vienes tarde.
No se si has visto el retraso, no se si te has percatado,
deberías ver como han estado los días,
deberías sentir todo lo que ha sido
todo lo que ha pasado, cada instante de donde sin llegar te me has ido.
Si eres ya vienes tarde.
Ya el tiempo me esta carcomiendo,
las horas de alegría se están muriendo
se me escapan y no puedo retener mas que mi parte,
la tuya, tu pedazo de euforia no está mas, no hay ya como amarte.
Si eres, ya vienes tarde.
Solo llevas nombre de promesa, de lo que será, de respuesta.
Que no me olvide que llevo una vida aguardándote,
que no se retrase lo que siento que debo sentir, que no sea ya tarde,
que no pueda dejar pasar nada que sea, porque ya tenía que haber sido.
Si eres, ya vienes tarde.
Tarde de querer y tarde de amar,
de amar de tarde, de tardes de amar.
Si eres ya vienes tarde, por lo tanto no tardes más,
a menos que quieras que vaya a buscarte
si es así disculpa que vaya ahora, creo que ya voy tarde,
mas que llegar preciso hallarte, no sea que tan tarde
me olvide el cómo llegar a amarte.
sábado, 27 de junio de 2009
La historia detrás del poema: "Antigua"
Efectivamente se trata de la mágica Antigua, Guatemala. A esta ciudad viajé hacia fines del siglo XX para encontrarme con una mujer mucho más mágica aún. La co-autora de esta historia es una hermosa mujer guatemalteca, escritora, más recientemente fotógrafa y sobre todo entrañable a mi corazón.
Noches de Antigua existen varias. En un hostal a media luz el erotismo de hacer sin hacer escribió este único poema en prosa, muy diferente al resto de las letras que seguirían, refleja el diálogo de dos amantes recostados, a media luz, a medio vestir, a medio amar, en la totalidad de estar.
Es un amar de tarde en un rincón que buscó escaparse del tiempo y que en su momento huyó de él. Y que da respuesta a una pregunta que en aparente inocencia buscó adentrarse sobre el placer de ella en caricias de largo parecer.
Intenté así con este poema recrear el amar de cuerpos en voces y letras. Único texto que no es de mi completa autoria, ya que como el amar, son dos las manos que lo escriben.
Antigua
- ¿Por qué te gusta que te acaricie la espalda?
Los dos amantes acostados en camas separadas se dedican observar su propio deseo, midiendo la distancia entre ellos. Breve longitud destruida por el gemido de mujer que lamenta el frío y busca su par. Movimiento furtivo, previo a la unión de dos cuerpos.
- Porque a través de tus yemas creas sensaciones en mi cuerpo.
Primer contacto de labios, de cabellos, de olores. Caricias silenciosas de avance, sin más resistencia que aquel fútil intento que presentan sus ropas retrocediendo poco a poco, llevándose el frío con ellas para comenzar a ceder paso a la nulidad de la razón .
- Con tu lengua vas dejando tu esencia en mí, y a través de mi espalda puedo sentir tu aroma.
Bocas húmedas se encuentran, curiosas al principio, después dulcemente frenéticas, explorando el interior del otro y sintiendo el suyo propio. Separándose bruscamente para que la boca de él descienda cálidamente, recorriendo los caminos blancos de su cuello y hombros... senderos.
- Exploras mi cuerpo con tus manos, descubriendo nuevos rincones.
Su atención se olvida totalmente del mundo y vive solo en esa laguna de absoluta claridad aún permaneciendo en la penumbra. Fascinado por el vientre femenino, llega hasta la línea artificial que parte del centro de su nacimiento para culminar en ella.
- Este cuerpo es tuyo, estás llegando a lugares.
Respira hondamente de su alma y el aroma a ella impregna la totalidad de su rostro ojalá por siempre, reclamando la atención total de sus sentidos, incorpora en su alma el sabor de otro cuerpo, con el cual ya está unido a pesar de la presente distancia a pesar del sin tiempo.
- Ahora no hablas, solo sientes, esclavo de las palabras.
Siente la excitación crecer en ella y escucha su respiración y voz. La primera fuerte y rítmica, la segunda suave y proveniente de otro lugar, de un lugar de paz.
- Mis palabras te guían, estás embelesado con ellas y deseas poseerme.
Sube de nuevo para besar su boca y giran el plano completo. Ahora él está sobre la rosa de su espalda y comienza a transmitir todo su deseo por las palmas de sus manos, subiendo y bajando, estrujando, comunicando el código de tersura en ella.
- Me acaricias, juegas conmigo te apoderas de lo que es tuyo, me deseas desesperadamente.
Ahora solo respira, sintiendo como sus dedos desean estar en uno y en todos los lugares de su cuerpo. Finalmente, atrapado aún fuera de ella, baja por sus piernas, conociéndolas, sintiéndolas, haciéndola propia.
- Este es mi otro yo, vomitando palabras no escritas a través de mi.
El aura de la magia los cubre por completo y lo obliga a él a tenderse cansado y a ella a voltear para quedar como siempre, en su costado con su pierna descansando sobre las de él.
- Jamás vuelvas a preguntarme por qué me gusta que me acaricies la espalda.
La historia detrás del poema
Lo pensé así dado que mi escritura es catártica, vivencial, y por lo tanto desgarrada, más de algunas veces triste y siempre apasionada. No me concibo como poeta, mas bien como ser humano que logra poner en letras esa exacta sensación que tenía al escribir y que había que colocar en algún lado.
Mi nombre es Miguel de la Vega, vivo temporalmente en Puerto Vallarta, México (ya que no hay lugares definitivos), trabajo en una Fundación en la costa de Nayarit.
Concluyo con esta invitación a compartirte mis letras y, por lo tanto, mi historia. Los poemas que aparecerán intentarán a su vez responderse puesto que:
"No tan recientemente me he percatado
de que las letras. como muchas cosas que importan,
también tienen fecha de vencimiento
vencen porque vence su recuerdo
vence la sensación que provocan,
se olvida como se escribía en aquel tiempo
en tonos rojos y duros de cartel".